Estas han sido probablemente, las elecciones más críticas en 50 años de vida política en la Gran Manzana y es así porque los dos grandes partidos del sistema viven una etapa de lucha y renovación interna, motivada por el retorno al poder de un “outsider” de la política, como lo es el presidente Donald Trump.
El hecho de que Trump pudiera volver a la Casa Blanca motorizó una serie de acciones por parte de los demócratas, a veces sin pensarlas, pero otras tantas muy bien discutidas y mucho mejor ejecutadas.
El asunto empezó el mismo día 20 de enero de 2025, cuando el Presidente pronunció su discurso de toma de posición desde el Capitolio. Sorpresivamente pude confirmar que apenas cinco minutos después de terminar y estando todavía en el recinto Trump, ya se difundía en los medios de comunicación y a nivel nacional la, réplica de los demócratas al susodicho discurso; el expositor era el Representante Adriano Espaillat (D-13), a la sazón, Presidente del Caucus Latino de la Cámara Baja.
A partir de ese momento, el Partido Demócrata puso en marcha su estrategia para hacer oposición a la Administración Trump en su segunda edición. Aparentemente, en ese momento o ligeramente después, decidieron “radicalizar el discurso para confrontar el Gobierno republicano”. De esa manera, en lugar de buscar puntos de convergencia, optaron por la oposición cruda contra Trump.
Es así como aparece Zohran Mamdani, un hombre joven nacido en Uganda, de padres provenientes de India, musulmán y diciendo lo que los votantes quieren escuchar. Gana las primarias demócratas con relativa facilidad y orquesta una campaña muy singular, por la gente que tiene a su alrededor.
Logró integrar a su equipo una legión de jóvenes voluntarios, apenas superado por Barack Obama y se gastó sobre los 12 millones de dólares.
Pero este es solo el aspecto formal de la contienda. Hay otros parámetros donde no resulta tan sencillo explicar la dinámica desarrollada, ni la serie de situaciones que hubieron de presentarse para garantizar el triunfo.
Lo primero es que a Trump le resultó imposible decidirse por Eric Adams, porque nunca superó el mínimo de simpatía requerido para apoyarlo, aunque sí lo exculpó de las acusaciones que de seguro lo hubieran sacado de contienda.
Sus propios compañeros de partido lo hicieron saltar, mientras Andrew Cuomo trataba de aprovecharse de su caída. Con el triunfo de Zohran en las primarias, Cuomo tiene que moverse al carril independiente, dejando al muchacho como heredero único de una fortuna, que es la superioridad que los demócratas tienen en Nueva York sobre cualquier otro partido.