A inicios del siglo XXI, América Latina fue el escenario del resurgimiento de un nuevo proyecto político forjado por gobiernos de izquierda que prometieron romper con las políticas neoliberales impuestas en los años 90.
Bajo la etiqueta de Socialismo del Siglo XXI, líderes como Hugo Chávez en Venezuela, Evo Morales en Bolivia y Rafael Correa en Ecuador ofrecieron un modelo alternativo, centrado en la justicia social, la soberanía nacional y la integración regional.
Sin embargo, más de dos décadas después, lo que para muchos fue una esperanza transformadora, hoy es recordado por otros como un experimento fallido, el balance arroja luces y sombras, entre logros sociales, represión política, crisis económicas y corrupción institucionalizada.
El concepto fue popularizado por el sociólogo alemán Heinz Dieterich Steffan, quien propuso una alternativa al capitalismo basada en “una economía de equivalencias” y en la participación ciudadana. Sin embargo, fue Hugo Chávez quien lo llevó al plano político tras su ascenso al poder en Venezuela en 1999.
Chávez, le dió forma práctica al término, declarándolo oficialmente como el rumbo de la Revolución Bolivariana en el Foro Social Mundial de 2005: “Nosotros hemos optado por el camino del socialismo, del Socialismo del Siglo XXI. Y digo del siglo XXI para distinguirlo del socialismo del siglo XX que fracasó” (Chávez, 2005).
El proyecto aspiraba a un modelo democrático, participativo y antiimperialista, en contraste con el autoritarismo soviético del siglo XX. A partir de 2005, otros países como Bolivia, Ecuador y Nicaragua se sumaron al bloque con proyectos similares.
Durante la llamada «década dorada de América Latina» (2003–2013), con el auge de los precios de las materias primas, especialmente del petróleo, los gobiernos del llamado Socialismo del Siglo XXI se beneficiaron del boom de los commodities. Por ejemplo, el precio del barril de petróleo venezolano pasó de 23 dólares en 2003 a más de 100 dólares en 2012 (Banco Central de Venezuela). Con estos recursos, se financiaron ambiciosos programas sociales: